¿Te gustaría poder recibir un flujo constante de ingresos aún durante tu jubilación? Pues, lo puedes hacer con una anualidad. Una anualidad es un acuerdo de inversión en el cual le pagas a una compañía de seguros una cantidad específica y la compañía te la invierte con el compromiso de pagarte después en una fecha específica o serie de fechas. Puedes escoger recibir los ingresos de la anualidad en forma mensual, trimestral, anual o en un solo pago. Al igual que con una IRA o 401(k), tus retiros se gravan a la tasa regular de tus impuestos, y a diferencia de una IRA o 401(k), no hay límite de contribuciones anuales para una anualidad.
Anualidades



Tienes dos opciones para crear tu anualidad:
- Inmediata. pagas una cantidad total inicial y empiezas a recibir pagos, normalmente unos 30 día después.
- Diferida. contribuyes dinero a la cuenta de la anualidad sobre el tiempo y luego conviertes los ahorros en un flujo de ingresos, anualizados, cuando te jubilas, o después de llegar a los 59 años y medio de edad.
Hay tres formas de las cuales puedes escoger como tu anualidad genera ganancias:
- Fijo: la compañía de seguros te invierte el dinero y paga una tasa de interés garantizada; no hay necesidad de rastrear las variaciones de la bolsa de valores.
- Variable: puedes invertir el dinero en una lista de fondos preseleccionados, subcuentas, y tus ganancias pueden subir o bajar basadas en tus elecciones de inversión.
- Indexado: tus contribuciones están vinculadas a un índice del mercado, tal como el Standard & Poor’s 500 (S&P 500), con el potencial de hacer crecer a tu inversión. Y se te garantiza una tasa mínima, normalmente 2–3 por ciento de interés, como una forma de protección en un mercado descendente.
Las anualidades suenan como grandes ganadores, pero ten en cuenta que hay cuotas altas y límites a la ganancia potencial asociada con este tipo de inversión. Puedes aprender más reuniéndote con un agente de seguros o un planeador financiero calificado.
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